Redacción – Pasión X El Deporte | 25 de agosto 2025
Después de 29 años de espera, el trofeo de la Serie Mundial de Pequeñas Ligas regresa a Taiwán. En una actuación magistral, el lanzador Lin Chin-Tse fue la figura indiscutible en la victoria por 7-0 sobre el equipo de Nevada. El joven de 12 años, con su imponente estatura de 1.73 metros, maniató a los bateadores rivales, retirando a los primeros 13 que enfrentó y permitiendo un solo hit en cinco entradas. Con este título, Taiwán suma 19 coronas en el torneo, reafirmando su estatus como el país con más campeonatos fuera de los Estados Unidos.
Dominio en el montículo y poder en el plato
Lin Chin-Tse demostró ser un jugador completo. Desde la lomita, su potente recta, que superó las 80 mph, fue incontrolable para los bateadores. Su habilidad para dominar a los rivales, a pesar de la corta distancia del plato, fue el factor clave en la victoria de Taiwán. El joven derecho ya había dejado claro su potencial en partidos anteriores, permitiendo solo un hit en su victoria sobre Venezuela y lanzando tres entradas en blanco en el juego inaugural. Sin embargo, su aporte no se limitó al montículo; en la quinta entrada, conectó un triple de tres carreras en un rally de cinco anotaciones que aseguró la victoria de su equipo. Taiwán también supo aprovechar los errores del rival, con un total de cuatro lanzamientos descontrolados y un passed ball que le permitieron anotar carreras. Jian Zih-De y Chen Shi-Rong sumaron dos carreras más para el equipo en el segundo y tercer inning, respectivamente.
El regreso de una dinastía
La hazaña de Taiwán marca un hito para el béisbol internacional. La última vez que un equipo de otro país se coronó campeón fue Japón en 2017. Por su parte, el equipo de Nevada, que disputaba su primer juego de campeonato, no pudo encontrar la forma de superar al prodigio taiwanés. Aunque Garrett Gallegos logró romper el juego perfecto con un sencillo en la quinta entrada, la jugada terminó en una doble matanza que selló la suerte del equipo estadounidense. El triunfo de Taiwán pone fin a la sequía de títulos y reafirma la tradición de béisbol de su país, que buscará emular los éxitos del pasado, como la racha de cinco títulos consecutivos entre 1977 y 1981.
