Redacción – Pasión X El Deporte
La Vinotinto Femenina se quedó a un sólo paso de poder acceder a las semifinales de la Copa América 2022. El conjunto venezolano perdió en la cuarta fecha de la fase de grupos ante Argentina por 0-1 y acabó en la tercera plaza del Grupo B con seis puntos, accediendo a disputar el encuentro por el quinto lugar.
Tras haber jugado cuatro compromisos, en los que triunfó ante Uruguay y Perú, pero cayó ante Brasil y la mencionada Argentina, varias son las lecturas que se pueden realizar luego de ver el rendimiento en el campo de las dirigidas por Pamela Conti. Por tal motivo, repasamos lo bueno, lo malo y lo extraño de Venezuela en la cita continental.
✅ Lo bueno: Contando con una de las plantillas más jóvenes en promedio (25), Venezuela demostró tener personalidad en el terreno de juego, buscando siempre ir hacia adelante y siendo disciplinada en buscar la pelota en cada momento. Desde la seguridad de Nayluisa Cáceres bajo palos, pasando por el buen desempeño individual de jugadoras como Yenifer Giménez, Nairelis Gutiérrez y Michelle Romero en la zona defensiva y contando con equilibrio en la medular con Dayana Rodríguez, el equipo mantuvo un soporte que le permitió sobreponerse a situaciones de apremio y a cubrir la limitada producción goleadora que tuvo durante la primera fase.
Además, con opciones más que interesantes en el banquillo, fue precisamente el listado de emergentes que le pudo brindar en determinados momentos frescura y calidad al cuerpo técnico. Las irrupciones de Bárbara Olivieri, Mariana Speckmaier y Raiderlin Carrasco, por ejemplo, son unas muestras de la profundidad y buenos recursos que tiene el país al momento de competir. Pese a que el potencial daba para seguir avanzando, el presagio de cara al futuro es más que positivo para Venezuela.
❌ Lo malo: Falta de ideas y concreción en el campo. La Vinotinto pasó de ser un equipo con armas más que temibles para hacer daño en el campeonato a sólo poder producir tres goles en cuatro partidos, lo cual señala que el principal punto a deber ha sido en el lado ofensivo, más allá de encajar cinco tantos. Salvo momentos puntuales de destello y genialidad, jugadoras como Deyna Castellanos, Oriana Altuve o Ysaura Viso, estuvieron lejos de sentirse cómodas sobre el frente del ataque, siendo absorbidas constantemente por las basculaciones defensivas ejecutadas por sus rivales e ineficaces para hallar soluciones en el campo.
Una de las razones por las que, quizá, se puede justificar el poco aporte en ataque de las atacantes, ha sido la deficiente capacidad creativa que adoleció la Vinotinto durante la primera fase. Pases incompletos, inseguridad para moverse entre líneas y precipitación en la toma de decisiones, jugaron un papel perjudicial para el colectivo del equipo, el cual nunca pudo hacer pie ni dominar como quiso los partidos, incluso los que pudieron saldar con triunfo.
Desde la raya técnica, varias cuestiones señalan a Pamela Conti como una de las responsables de que el equipo no terminara de explotar. Algunos roles asignados a determinadas jugadoras, no terminaron por florecer tal y como buscaba el cuerpo técnico. Mover a Gabriela García de la zona de ataque hacia el sector medular, incluso teniendo opciones rendidoras en esa zona como Maikerlin Astudillo, Lourdes Moreno o Sonia O’Neill, fueron una de las razones por las que el equipo quizá no puedo sentirse cómodo a plenitud. Además, en el último encuentro cuando el partido demandaba más estrategia, algunos cambios en el esquema y en los nombres no terminaron por hacer frente a la situación como se esperaba.
❓ Lo extraño: Un sistema que nunca pudo consolidarse en en los cuatro compromisos. La sensación que deja Venezuela luego de la primera ronda es la de un equipo que, teniendo variantes de nivel en el campo y en el banquillo, nunca pudo sentirse cómoda a la hora de jugar y demostró tener conceptos colectivos aún por desarrollar, cosa que, viendo los compromisos preparatorios a la cita oficial, no se notaban de la misma forma y que no se habían percibido desde que el ciclo inició en 2019.
Buena parte de las esperanzas estuvieron depositadas en la capitana y una de las mejores jugadoras del mundo: Deyna Castellanos. Luego de sus goles brillantes ante Uruguay y Perú, el peso de la ‘9’ fue de más a menos en el campo, siendo víctima muchas veces del letargo colectivo de Venezuela y que le obligó muchas veces a salir de su zona preferida para moverse con dirección al arco. Autocrítica como siempre, la jugadora del Manchester City, pese a las dificultades, demostró que tiene el potencial para portar el brazalete y que las experiencias harán más fuertes al equipo.
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En síntesis, la Copa América 2022 para Venezuela ha sido una montaña rusa de emociones y sensaciones futbolísticas. Ante Chile, el domingo 24 de julio, tendrá su última oportunidad de lograr el sueño mundialista, uno que representaría el hito más grande del fútbol femenino en el país. De ganar, accederá al repechaje y a los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. El mal trago debe pasarse rápido y, luego de que todo acabe, sacar conclusiones sensatas de cara a lo que viene para la Selección Nacional.
𝑳𝒂 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂 𝒔𝒆 𝒍𝒆𝒗𝒂𝒏𝒕𝒂.
𝑳𝒂 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂 𝒍𝒖𝒄𝒉𝒂 𝒖𝒏𝒊𝒅𝒂.
𝑳𝒂 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂, 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒉𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒆𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍.El sueño está vivo y por él iremos.
𝙹𝚊𝚖𝚊́𝚜 𝚍𝚎𝚜𝚒𝚜𝚝𝚒𝚛.
¡Vamos #VinotintoFemenina! 🇻🇪 pic.twitter.com/NAwJTRwefN
— Vinotinto Femenina (@FemeninoFVF) July 22, 2022