Por: Andrés Silva (@SoccerEduardo). -Pasión X el Deporte.
Las montañas rusas deben su nombre a las diversiones desarrolladas durante el invierno en Rusia, donde existían toboganes de madera que descendían en trineos sobre la nieve. De allí, se popularizo hacia el mundo entero y se ha convertido en la atracción más visitada por los parques de diversiones. Gracias a la cantidad de emociones en tan pocos minutos que se producen por sus vías inclinadas, curvas, ascensos y descensos a grandes velocidades.
Curiosamente, el viaje de Chelsea FC hacia la elite europea comienza por Rusia, específicamente con Roman Abramovich, quien adquirió el club en junio de 2003. Desde entonces el magnate ruso cambió la historia del club para siempre, consiguiendo cinco Premier Leagues, cinco FA Cups, tres Copas de la Liga, dos Community Shields, dos Europa League, dos Champions League, una Supercopa de Europa y una Copa Mundial de Clubes de la FIFA.
No obstante, durante los casi 20 años de gestión de Abramovich, los blues pasaron por múltiples picos de rendimiento bastante extremos, incluso dentro de una misma temporada, una muestra de ello es la conquista de su primera Champions League de la mano de Roberto Di Matteo, tras la destitución de Andre Villas-Boas, fichado el verano anterior por 15 millones de euros luego de pagar su cláusula de rescisión al FC Porto y convertirse por aquel entonces en el fichaje más caro para un entrenador.
Meses mas tarde, ya sin Di Matteo en el banquillo, el propio Chelsea volvería a dar la campanada para desdicha de sus aficionados, al perder la final del Mundial de Clubes ante Corinthians de Brasil y quedar eliminados en fase de grupos de la Champions como actuales Campeones. Sin embargo, esa misma temporada el equipo se reivindicaría, acabando terceros en Premier, lo cual le daba acceso directo a Liga de Campeones y consiguiendo otro título europeo, tras alzarse con la UEFA Europa League, convirtiéndose en el primer equipo en ser el vigente campeón de los dos títulos continentales.
Los blues lo ganaron todo bajo la propiedad de Abamovich y su influencia cambió el club y el fútbol para siempre. A todos los títulos conseguidos, hay que sumar las contrataciones de José Mourinho, André Villas-Boas, Benítez, Carlo Ancelotti, Antonio Conte, Maurizio Sarri, Thomas Tuchel, entre otros, luego está la inversión en fichajes de futbolistas que romperían récord, como: Hernán Crespo, Didier Drogba, Claude Makelele, Fernando Torres, Kepa Arrizabalaga, Álvaro Morata, Christian Pulisic, Romelu Lukaku, etc. Aunque ello jamás significó una estabilidad real, ni un crecimiento lineal dentro de la institución.
Tendencia que se ha mantenido aun tras la salida de Román, luego de que vendiese el club a Todd Boehly. La adquisición por parte del empresario estadounidense, más la falta de planificación generó una incertidumbre dentro y fuera del plantel que no solo acabó con la destitución de Thomas Tuchel, después de conseguir una Champions League en 2021 y dos finales de copa la pasada temporada como entrenador del equipo, sino que no permitió al club fijar prioridades claras de cara a reforzar la plantilla. La no retención de Rüdiger, los fichajes fallidos de Raphinha, De Ligt o Koundé, se añaden los sobreprecios pagados en vista de la urgencia y necesidad por futbolistas como Marc Cucurella o Wesley Fofana.
Tras casi 20 años de la Era Abromovich el mundo del futbol ya voltea a mirar lo que hacen ‘los blue lions’. Ya instalados en la elite europea y habituados a competir al máximo nivel, llegando a instancias finales en numerosas ocasiones, el próximo reto para Chelsea, Todd Boehly y compañía tendría que ser el de dotar al club con una estabilidad no solo económica sino deportiva que lo aleje finalmente de esa montaña rusa de emociones que suele vivir temporada tras temporada con picos de rendimientos tan extremos, la meta debe ser cimentar las nuevas bases de la institución para que estas le acaben llevando al siguiente nivel.
