El próximo partido de clasificación para la Copa del Mundo entre Israel e Italia, programado para la próxima semana en Udine, se anticipa como un evento marcado más por las manifestaciones externas que por la presencia de aficionados dentro del estadio. Se espera que el número de manifestantes propalestinos supere con creces al de espectadores con boleto, en un ambiente cargado de tensión política.
El Fútbol Bajo la Sombra del Conflicto
La presión para evitar la celebración del encuentro se ha intensificado en Italia. La semana pasada, activistas se congregaron a las puertas del centro de entrenamiento italiano en Florencia, Coverciano, exigiendo la cancelación del partido debido al conflicto en Gaza. Estas protestas formaron parte de una huelga nacional que movilizó a millones de personas.
El entrenador de Italia, Gennaro Gattuso, reconoció la incomodidad desde el interior del centro de entrenamiento. “No va a ser un ambiente tranquilo”, afirmó el martes. Gattuso proyectó una imagen clara de la situación: “Habrá 10.000 personas fuera del estadio y cinco o seis mil dentro del estadio”. Esta percepción se sustenta en las cifras de venta: hasta el lunes, solo se habían vendido 4.000 entradas para el duelo del próximo martes en el Stadio Friuli.
Italia Busca Evitar un Riesgo Histórico
La UEFA había considerado previamente la posibilidad de suspender a Israel debido a la situación de guerra. Paralelamente, el alcalde de Udine, Alberto Felice De Toni, había solicitado el aplazamiento del partido. Sin embargo, Italia, una selección cuatro veces campeona del mundo que se encuentra en una situación desesperada por evitar la humillación de quedar fuera de un tercer Mundial consecutivo, no planea arriesgarse a una cancelación que podría comprometer su clasificación.
Pese a las objeciones y el clima hostil, el partido se mantiene en el calendario, priorizando los puntos clasificatorios en medio de un escenario donde la protesta política amenaza con opacar el evento deportivo.